Claro que este nuevo acto, no viene a ser uno mas, sino que como bien comento hace algunas horas Andrés "El Cuervo" Larroque, referente de La Campora, el acto del viernes será el acto con mas presencia de juventud desde las movilizaciones que acompañaron al Tío Campora en la etapa denominada "Primavera Camporista".
Muchos medios, la mayoría con mala leche y faltos de información, han intentado trazar paralelismos y semejanzas, entre los sucesos de 1973 y este proceso reciente de participación masiva de jóvenes en política, sinceramente creo que es imposible dicho análisis, así como lo es cualquier análisis que tenga con finalidad comparar sucesos separados por más de 30 años y con una revolución tecnológica en el medio. Sin embargo, en estos días algunas sensaciones me llevaron a reflexiones sobre los dos momentos, el que vivieron mis padres y el que me toca vivir a mi, digo reflexiones porque análisis le queda grande a mis palabras.
Una de las primeras reflexiones que me despiertan ambos procesos, es que la generación de mis viejos estuvo 18 años cantando consignas a escondidas, esperando la llegada de aquel que les iba a devolver los símbolos, las canciones, y sobretodo la posibilidad de cambiar el país donde vivían. Una de las consignas de campaña del Tío Campora, una de las consignas de la Juventud que lo apoyaba masivamente, era la amnistía para los compañeros privados de su libertad, presos políticos, porque la realidad era que esos 18 años de proscripción habían encarcelado a muchos compañeros, muchos jóvenes, que luchaban por el regreso de Perón, entre otras luchas.
El proceso actual no espera que llegue alguien para resolver los problemas del país, al contrario, empieza mirando de reojo a uno que decía que iba a cambiarlo, y de a poco se fue convenciendo a fuerza de hechos. Esta generación crece viendo como se resuelven problemas, como se recompone un país que en el 2001 había colgado el cartelito de "Quiebra". Pensemos en la Generación 1983, la primer generación de argentinos nacidos en democracia ven como en el año que harían su debut en el mundo de los adultos el país se incendia (2001), el año donde cumplían los 18 años sienten que la política es una gran estafa y hacen su estreno de la mano del “Que se vayan todos”. Tiempo después, dos años, un gobernador del sur los invita a soñar, y vaya si soñaron.
Este proceso tiene a la juventud en la calle, en los barrios, cantando, festejando el desarrollo de políticas que amplían derechos, que restituyen derechos. Esta generación no vio sus sueños derrumbarse en 49 días, esta generación vivió una primavera de ocho años, y en el último año se vio interpelada desde lo más alto del poder político, para que se zambulla a fondo en la búsqueda de estirar este proceso cuatro años más, y no solo eso, sino que se la invito a que se sumerja en lo mas hondo de las problemáticas sociales del país y luche por resolverlas.
Son estas sensaciones, estos pensamientos los que me hacen sentenciar que el acto del viernes será muy importante, uno de esos momentos para recordar, un acto cargado de símbolos, cargado de mística, lleno de emociones, pero sobretodo, un acto cargado de convicciones, con la convicción esencial de que Cristina Fernández de Kirchner es nuestra conductora, que por ella vamos a vivir, a soñar y a seguir trabajando.
Cristina 2011, un Huracán de Pingüinos te lo pedimos…
1 comentario:
Totalmenta. Me encanto la historización de la gen83.
Los globos aerostaticos requieren del calor para elevarse, y vaya si va a haber fuego, alma y magia mañana.
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