Desde sus orígenes el hombre ha procurado comunicarse con sus congéneres. Es claro que no ha sido un acto antojadizo o azaroso sino que partió desde una necesidad. Es que el ser humano cayó en la cuenta de su debilidad natural cuando pretendió llevar adelante actos en soledad, por ejemplo, el cotidiano hecho de verse obligado a cazar animales lo exponía a demasiados peligros. No era veloz como el antílope, ni tenía garras y fauces como los tigres, ni una fuerza descomunal como el mastodonte, por lo tanto, debía cazar en grupos, colaborando unos con otros, y ese fue el inicio de la necesidad de cooperación y comunicación entre los seres humanos.
Una señal o un grito ahogado fueron las primitivas formas de comunicación. Había que rodear al animal, unos cazadores por un lado, otros más allá, unos atacando de frente, otros por la retaguardia; y todas estas acciones debían acordarse por medio de algún tipo de comunicación. Así nació la palabra, según los estudios, hace más de 50.000 años.
El hombre fue consciente que mucho de lo aprendido por una generación se perdía y no llegaba a ser perfeccionado por las siguientes. La oralidad no cubría las necesidades humanas de acumular conocimiento. Las pinturas rupestres, el tallado de piedras, la invención de caracteres o símbolos, fue el inicio de un proceso para dejar registro de lo aprendido que concluyó en la elaboración de un alfabeto y el logro de la escritura.
Los chinos hacia el año 100 A. C. inventan el papel, y este hecho pasa a ser un hito relevante en la comunicación entre los hombres porque también podía ser transportado y con él, el conocimiento.
Más, si debiera marcarse un paso trascendental en la historia de la comunicación, un candidato firme a ganar el primer premio sería el invento desarrollado por Gütemberg hace más de 500 años: la imprenta.
Las ideas y los conocimientos encerrados en los libros podían recorrer miles de kilómetros llevados en las bolsas de los mercaderes a lomo de camello o en los carros medievales. Unos mil años después del invento de Gütemberg, los libros llevaban la palabra de la Santa Iglesia Católica pero también la de los reformistas como Lutero y Calvino; la de los defensores de los reyes y la de quienes los denostaban; no había nada que no pudiera escribirse y, por ende, ser leído, sea público o privado, sea a favor de los poderosos o en contra, sea para hacer el bien o para combatirlo con las peores artes.
Pero ya en la modernidad, se produce el período más importante para las comunicaciones y los inventos no cesan de producirse. En el último tercio del siglo XIX, se acortan las distancias y aparecen el tren y el telégrafo que, además, contribuyen a la dinámica de la economía y al desarrollo del capitalismo en todos los rincones del planeta.
A mediados del siglo XX, un nuevo y trascendental invento revoluciona al mundo y a las comunicaciones: la televisión; y es aquí que no sólo la palabra puede transmitirse sino también ¡la imagen! Y al poco tiempo, en las últimas décadas del siglo, apenas unos segundos en términos históricos, aparece la computación como herramienta de comunicación y con ella la Internet.
La red es conocida unos pocos años antes del fin del milenio, y otorga la posibilidad de comunicarse con millones de personas en todo el mundo en cuestión de segundos. Crear un “sitio” no era algo inusual para los hombres del año 2000 y, de esta forma, hacían conocer sus ideas y sus mensajes en forma instantánea.
Pero el mensaje era unidireccional, desde el creador hacia los que “navegaban” en la red; entonces a fines de la primera década del siglo XXI hace su ingreso la Web 2.0, es decir, la segunda generación de Internet. Y aquí se produce una forma de comunicación que, además de ser instantánea es bidireccional, es decir, quien crea el “sitio” envía un mensaje y los millones que lo reciben pueden responderlo en apenas segundos. Foros de debate organizados en forma temática; diálogos en línea (chat); encuestas instantáneas; el envío de mensajes de textos e imágenes (¡y libros enteros!) a millones de hombres y mujeres; amistades por temas de interés, etc.
Resumiendo, la humanidad llegó a la palabra escrita en unos 50.000 años; luego tardó unos 1.500 años más para llegar a la impresión de libros, unos 400 hasta lograr difundirlos por cable, unos 50 para la transmisión por señales electromagnéticas, unos 30 más para utilizar satélites que giran alrededor del planeta y su herramienta más importante: la computadora; unos 10 años más para la comunicación instantánea entre millones de personas. Teniendo en cuenta todo esto, ¿alguien puede asegurar lo que sucederá en los próximos cinco años?
Una señal o un grito ahogado fueron las primitivas formas de comunicación. Había que rodear al animal, unos cazadores por un lado, otros más allá, unos atacando de frente, otros por la retaguardia; y todas estas acciones debían acordarse por medio de algún tipo de comunicación. Así nació la palabra, según los estudios, hace más de 50.000 años.
El hombre fue consciente que mucho de lo aprendido por una generación se perdía y no llegaba a ser perfeccionado por las siguientes. La oralidad no cubría las necesidades humanas de acumular conocimiento. Las pinturas rupestres, el tallado de piedras, la invención de caracteres o símbolos, fue el inicio de un proceso para dejar registro de lo aprendido que concluyó en la elaboración de un alfabeto y el logro de la escritura.
Los chinos hacia el año 100 A. C. inventan el papel, y este hecho pasa a ser un hito relevante en la comunicación entre los hombres porque también podía ser transportado y con él, el conocimiento.
Más, si debiera marcarse un paso trascendental en la historia de la comunicación, un candidato firme a ganar el primer premio sería el invento desarrollado por Gütemberg hace más de 500 años: la imprenta.
Las ideas y los conocimientos encerrados en los libros podían recorrer miles de kilómetros llevados en las bolsas de los mercaderes a lomo de camello o en los carros medievales. Unos mil años después del invento de Gütemberg, los libros llevaban la palabra de la Santa Iglesia Católica pero también la de los reformistas como Lutero y Calvino; la de los defensores de los reyes y la de quienes los denostaban; no había nada que no pudiera escribirse y, por ende, ser leído, sea público o privado, sea a favor de los poderosos o en contra, sea para hacer el bien o para combatirlo con las peores artes.
Pero ya en la modernidad, se produce el período más importante para las comunicaciones y los inventos no cesan de producirse. En el último tercio del siglo XIX, se acortan las distancias y aparecen el tren y el telégrafo que, además, contribuyen a la dinámica de la economía y al desarrollo del capitalismo en todos los rincones del planeta.
A mediados del siglo XX, un nuevo y trascendental invento revoluciona al mundo y a las comunicaciones: la televisión; y es aquí que no sólo la palabra puede transmitirse sino también ¡la imagen! Y al poco tiempo, en las últimas décadas del siglo, apenas unos segundos en términos históricos, aparece la computación como herramienta de comunicación y con ella la Internet.
La red es conocida unos pocos años antes del fin del milenio, y otorga la posibilidad de comunicarse con millones de personas en todo el mundo en cuestión de segundos. Crear un “sitio” no era algo inusual para los hombres del año 2000 y, de esta forma, hacían conocer sus ideas y sus mensajes en forma instantánea.
Pero el mensaje era unidireccional, desde el creador hacia los que “navegaban” en la red; entonces a fines de la primera década del siglo XXI hace su ingreso la Web 2.0, es decir, la segunda generación de Internet. Y aquí se produce una forma de comunicación que, además de ser instantánea es bidireccional, es decir, quien crea el “sitio” envía un mensaje y los millones que lo reciben pueden responderlo en apenas segundos. Foros de debate organizados en forma temática; diálogos en línea (chat); encuestas instantáneas; el envío de mensajes de textos e imágenes (¡y libros enteros!) a millones de hombres y mujeres; amistades por temas de interés, etc.
Resumiendo, la humanidad llegó a la palabra escrita en unos 50.000 años; luego tardó unos 1.500 años más para llegar a la impresión de libros, unos 400 hasta lograr difundirlos por cable, unos 50 para la transmisión por señales electromagnéticas, unos 30 más para utilizar satélites que giran alrededor del planeta y su herramienta más importante: la computadora; unos 10 años más para la comunicación instantánea entre millones de personas. Teniendo en cuenta todo esto, ¿alguien puede asegurar lo que sucederá en los próximos cinco años?
La Web 2.0 y la política
Es posible considerar al actual Presidente de los Estados Unidos como a un precursor en la utilización de las más modernas herramientas de comunicación en objetivos electorales. Pero no es necesario ir tan lejos, aquí en Argentina, están sucediendo hechos relacionados con las comunicaciones y la política que es oportuno analizar.
El pasado viernes 15 de abril se reunieron en la plaza del obelisco, en pleno centro porteño, unas quince mil personas ¿quién las convocó?, un programa de TV y la red social Facebook. Este acontecimiento, que más de un dirigente político observa confundido, es sólo una muestra del poder de las más modernas formas de comunicación masiva.
En los próximos años no será concebible llevar adelante una campaña política o, simplemente, dar a conocer las políticas públicas encaradas en una administración municipal o provincial, sin considerar la enorme importancia de las herramientas de la Web 2.0.
Un caso: quienes conducen el portal PJ Digital se han ocupado de organizar videoconferencias con algunas personalidades de la política nacional. Así es como hace apenas unos días, todas aquellas personas que se inscribían previamente, podían ver y escuchar la charla brindada por el Vicejefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina sobre la reforma política y en tiempo real; y no solo eso, sino que una vez concluidas las palabras del invitado los inscriptos podían hacer preguntas y recibir las respuestas como sucede en cualquier conferencia o simposio.
El Presidente del Bloque del FPV, Agustín Rossi; y, el Jefe de Gabinete de la Nación, Aníbal Fernández, periódicamente “suben” sus videos a la red con sus opiniones sobre algún tema de actualidad, e inmediatamente los usuarios (que alcanzan unos 7 millones en Argentina) pueden hacer preguntas o realizar acotaciones o brindar su aliento.
La Presidente de la Nación, Cristina Fernández, ha anunciado que se entregarán tres millones de computadoras a los alumnos que cursen sus estudios secundarios en todo el país. Esos jóvenes tendrán a su disposición la herramienta de comunicación más moderna que, la mayoría de ellos, no abandonará en el resto de su vida. Este hecho reafirma la necesidad de la utilización de las nuevas herramientas de comunicación en el mundo de la política.
La política, como se sabe, es dinámica, se mueve, cambia de forma; por lo tanto, aquellos hombres y mujeres que pretendan protagonismo hacia el futuro en las instituciones democráticas deberán incluir entre sus acostumbradas acciones de difusión de ideas e interrelación con la comunidad, las oportunidades que brinda la Web 2.0, de lo contrario quedarán en verdadera desventaja y su futuro no será fácil de visualizar.
El pasado viernes 15 de abril se reunieron en la plaza del obelisco, en pleno centro porteño, unas quince mil personas ¿quién las convocó?, un programa de TV y la red social Facebook. Este acontecimiento, que más de un dirigente político observa confundido, es sólo una muestra del poder de las más modernas formas de comunicación masiva.
En los próximos años no será concebible llevar adelante una campaña política o, simplemente, dar a conocer las políticas públicas encaradas en una administración municipal o provincial, sin considerar la enorme importancia de las herramientas de la Web 2.0.
Un caso: quienes conducen el portal PJ Digital se han ocupado de organizar videoconferencias con algunas personalidades de la política nacional. Así es como hace apenas unos días, todas aquellas personas que se inscribían previamente, podían ver y escuchar la charla brindada por el Vicejefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina sobre la reforma política y en tiempo real; y no solo eso, sino que una vez concluidas las palabras del invitado los inscriptos podían hacer preguntas y recibir las respuestas como sucede en cualquier conferencia o simposio.
El Presidente del Bloque del FPV, Agustín Rossi; y, el Jefe de Gabinete de la Nación, Aníbal Fernández, periódicamente “suben” sus videos a la red con sus opiniones sobre algún tema de actualidad, e inmediatamente los usuarios (que alcanzan unos 7 millones en Argentina) pueden hacer preguntas o realizar acotaciones o brindar su aliento.
La Presidente de la Nación, Cristina Fernández, ha anunciado que se entregarán tres millones de computadoras a los alumnos que cursen sus estudios secundarios en todo el país. Esos jóvenes tendrán a su disposición la herramienta de comunicación más moderna que, la mayoría de ellos, no abandonará en el resto de su vida. Este hecho reafirma la necesidad de la utilización de las nuevas herramientas de comunicación en el mundo de la política.
La política, como se sabe, es dinámica, se mueve, cambia de forma; por lo tanto, aquellos hombres y mujeres que pretendan protagonismo hacia el futuro en las instituciones democráticas deberán incluir entre sus acostumbradas acciones de difusión de ideas e interrelación con la comunidad, las oportunidades que brinda la Web 2.0, de lo contrario quedarán en verdadera desventaja y su futuro no será fácil de visualizar.
Jorge Raúl Amaya
Politólogo
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